
RUSSAFA
Russafa es un oasis dentro de la tendencia de las últimas inversiones de las arcas públicas valencianas. “Lo de Russafa es bastante particular”, afirma el sociólogo Francisco Torres en referencia a la reurbanización de sus calles en las que la Conselleria ha invertido 22,1 millones de euros entre 2004 y 2014.
ntes de esta intervención, el barrio de Russafa era uno de los más olvidados de Valencia. “Entre los 80 y el año 2000, el Ayuntamiento no invirtió ni una sola peseta en el barrio. Y eso sí que degrada cualquier barrio”, explica el presidente de su asociación de vecinos, Giovanni Dionini. “Faltaban equipamientos, asistencia social, desarrollo cultural y colegios”, añade.
Una década después, parte de los problemas se han solucionado a través del cumplimiento parcial del Plan Confiaza que impulsó la Generalitat en 2009 y con el que se han renovado servicios de alcantarillado, reurbanizado calles, ampliado aceras e instalado mobiliario urbano. Pero desde la asociación de vecinos critican que las inversiones hayan sido sólo urbanísticas.
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Para Dionini, “esto ha sido una gran lavada de cara, pero está claro que el barrio necesita una intervención mucho más profunda”. La única inversión pública en temas que no fueran de urbanismo ha sido la construcción del colegio de la calle Puerto Rico, cuyas obras finalizarán en julio para el inicio del próximo curso escolar. Los vecinos llevaban 10 años reclamándolo, pues el distrito de L’eixample (Russafa, Gran Via y el Pla del Remei) contaba solo con un centro público de 292 plazas para los 5.930 menores de 14 años que viven entre los tres barrios.
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Pero a la inversión pública se le ha sumado la privada, clave para revitalizar el barrio. En los últimos 10 años se han destinado 13,5 millones de euros para la rehabilitación de viviendas y fachadas y 8,6 para reformar locales comerciales. Y con ello, la proliferación de numerosas iniciativas culturales como Russafart, asociaciones como Russafa Innova o salas de teatro como Microteatre València. Dionini tiene muy claro que esto ha sido lo que ha convertido al barrio en “un centro de renovación y dinamismo”. Un ejemplo de cómo la unión de buenas políticas públicas e intervención privada puede tener la fuerza suficiente como para reinventar todo un barrio.
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“Ellos lo llaman intervención integral, pero ha sido una intervención urbanística. Integral sería si entrasen a resolver los problemas de la gente, de sanidad, de asistencia, de educación o de la tercera edad”, asegura el representante.

La reurbanización de las calles de Russafa ha dado lugar al incremento de nuevos bares y locales de ocio. S.BARBER

Mural en Russafa hecho por los propios vecinos. S.BARBER

Una de las últimas calles por reurbanizar. S.BARBER

La reurbanización de las calles de Russafa ha dado lugar al incremento de nuevos bares y locales de ocio. S.BARBER