
Alternativas
Rectificar es de sabios y en Valencia expertos y políticos proponen alternativas para curar las heridas que la estrategia del poder municipal ha dejado en la ciudad. Dar más participación a los ciudadanos, un cambio en el gobierno municipal, diseñar políticas de desconcentración o imitar buenas prácticas del extranjero pueden ser los ingredientes para mejorar la Valencia de los ciudadanos.
F
rancisco Torres, profesor de sociología de la Universitat de València, lleva años investigando sobre la evolución urbanística de la ciudad de los últimos 25 años para el estudio La ciudad pervertida. Y en su opinión, la alternativa a la Valencia actual es obvia: “Lo que hay que hacer es cambiar la orientación política general”. Pero Torres no sólo hace referencia al gobierno municipal, sino también el estatal, pues “el Ayuntamiento de Valencia implanta la misma política de austeridad y prioridad de la banca del Gobierno de Rajoy”.
​
Rosa Albert, portavoz de EUPV, coincide con el sociólogo y apuesta por destinar menos dinero a pagar la deuda financiera que afronta Valencia (865 millones de euros en marzo de este año) y garantizar más ingresos para la ciudad a través de un sistema fiscal progresivo.
​
​
​
​
​
​
El portavoz de Compromís en el consistorio valenciano, Joan Ribó, cree que la primera medida debería ser “dar participación real a la gente y que al Ayuntamiento lleguen las necesidades de todos”. Ribó asegura que los “presupuestos participativos” que se implantaron en el municipio de Ontinyent son un ejemplo a seguir y una prueba de que cuando los vecinos deciden, optan por cubrir sus necesidades básicas. Los recursos son pocos, pero se pueden redireccionar con la participación de la gente, no solo con la de aquellos que tienen más acceso al poder”, señala el concejal de Compromís.
​
Para Joan Romero, catedrático en Geografía Humana, la solución es otra: devolverle al poder público su papel de liderazgo para que sustituya la política de los grandes eventos por la de garantizar la cohesión social. En su opinión, “el mercado decide y el gobierno administra” y es eso lo que hay que cambiar.
​
​
​
​
​
​
​
Su compañero de profesión, Josep Vicent Boira, sostiene que lo conveniente es abordar la ciudad de otra forma: “Primero hay que darse cuenta del problema, segundo no reforzarlo, y tercero, diseñar políticas de desconcentración de los servicios públicos”, explica. Boira también apuesta por imitar las buenas prácticas que se están realizando en otras ciudades europeas como Hamburgo, de la que destaca la modélica reconstrucción de su fachada marítima. “Yo creo que tenemos elementos favorables para redefinir la ciudad, solo tenemos que ponernos en marcha”, sentencia.
​
El futuro es siempre incierto cuando se trata de Valencia, pero a la ciudad le sobran motivos para aprender de su pasado, reinventarse y convertirse en la Valencia que sus ciudadanos realmente quieren vivir.
“Si destinamos menos recursos al pago de deuda, habrá más dinero para garantizar la atención de los barrios”, apunta la concejala.
“Valencia me está demostrando con hechos que poner el espacio público al servicio de las leyes del mercado nos puede reconducir a escenarios que no son los mejores”, sentencia. Y para invertir este proceso coincide con Torres en que es necesario un “cambio de gobierno en la ciudad”.
